LA CIRCULACIÓN HASTA LA GUERRA CIVIL
LAS PRIMERAS MEDIDAS DE TRÁFICO
En un minucioso estudio realizado en 1924 por don Emilio Abarca, 2º jefe de la Policía Urbana, se proponen las siguientes soluciones para regular el notable aumento del tránsito rodado: se cambian de ubicación algunas paradas de coches de plaza que tanto entorpecen la movilidad como las situadas en Preciados, Mayor, Arenal, Carrera de San Jerónimo, Puerta del Sol y plaza de Santo Domingo; se desvían varias líneas de tranvías que cruzan el kilómetro cero; se proponen direcciones únicas en varias calles como Hortaleza y Fuencarral, también cambian los trayectos de otras rutas que pasan por la Red de San Luis; se regula el horario de la carga y descarga, se elabora un plan de educación vial, se reforma la sección de carruajes de la guardia urbana y por último se empieza la instalación de semáforos en el centro de la ciudad.-

PERMITIDA LA CIRCULACIÓN POR LA IZDA Y POR LA DCHA EN VARIOS PUNTOS DE LA CIUDAD

Madrid, 1924. Hasta bien entrado el siglo XX el sentido de la circulación por el centro de las ciudades no estaba muy claro debido al escaso tráfico de carruajes y automóviles. Pero el incremento de la movilidad urbana a principios de siglo obligó a poner cierto orden en el tránsito aunque no con demasiado éxito como se puede leer en el texto del Reglamento de Vehículos de Motor Mecánico de 1918: "Los automóviles circularán por las vías públicas, llevando su mano derecha, excepto en los términos municipales de aquellas ciudades cuyos Ayuntamientos hayan adoptado disposiciones especiales, debiendo en tales casos establecerse a distancias convenientes señales indicadoras de los puntos en que se haya de cambiar de mano".

En el caso de la capital la situación fue tan paradójica que hubo que dictarse un bando para conocimiento de la población: "En Madrid, en la Dehesa de la Villa deberán seguir -los carruajes y automóviles- la mano derecha... En el paseo de la Moncloa deberán circular por el lado izquierdo... En la carretera de Madrid a La Coruña, desde el punto en que la línea del tranvía abandona la carretera, debe seguir la mano derecha..." y así en varios lugares de la Villa y Corte. Esta situación tan extraña se arregló el 10 de abril de 1924 con otro bando que modificaba la situación anterior y obligaba a todos los vehículos a circular por la derecha de las calzadas.-

LOS PRIMEROS SEMÁFOROS

Otra de las nuevas medidas implantadas en Madrid para regular la criculación fue la instalación de señales luminosas cuyas obras se iniciaron a primeros de 1926. El primer cruce regulado con semáforos fue el de Alcalá-Gran Vía. Posteriormente fueron colocados en otros cruces céntricos como Amaniel, Arenal, Bárbara de Braganza, Bailén, Fuencarral, Hortaleza, Corredera de San Pablo, Luna, Mayor, Cuesta de San Vicente, plaza de la Provincia y Puerta del Sol.-

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En el Congreso Municipal de Circulación de 1933 se acordó la combinación de colores de los semáforos: rojo (prohibición de paso), rojo-amarillo (paso libre a la izda), verde-amarillo (paso libre hacia la dcha) y verde (paso libre en dirección rectilínea)

Primer semáforo instalado en la capital en el cruce de Alcalá con Gran Vía en el año 1926 de diseño rectangular y de 3 colores como los actuales

LOS GUARDIAS DE TRAFICO O DE LA PORRA

En 1924 comienza la reorganización de la sección de carruajes de la policía urbana que pasa a llamarse Compañía de Circulación, compuesta por 200 hombres divididos en 4 secciones de 50 cada una mandadas por un inspector y un brigada. También se crea una Sección Ciclista y una Academia de Policía para la formación correcta de los guardias.

El acceso al cuerpo se realizará posteriormente por oposición y los aspirantes deben acreditar conocimientos de álgebra, gramática, geometría, reglamentación de circulación y transportes y geografía de la ciudad. En los años 30 se exige una edad mínima de 23 años y máxima de 45, una altura mínima de 1,70 metros y gozar de "buena salud para soportar las penalidades del cargo".-

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LA CIRCULACIÓN DE CARRETAS

El transporte de mercancias se convierte en este siglo en uno de los argumentos más conflictivos para la circulación. El 1 de julio de 1919 se suprimió el tránsito de carros de dos ruedas con cuatro caballerías excepto los carruajes de los harineros y hortelanos con destino a las estaciones y a la plaza de la Cebada.

El 10 de noviembre de 1923 queda prohibida la circulación de carros de dos ruedas con más de dos mulas en el centro y el tráfico de carros de bueyes. También queda regulado el transporte de carnes y prolonga las líneas de tranvías hasta las estaciones de ferrocarril, matadero de Arganzuela y mercados de Mostenses y Cebada.-

SE ABRE AL TRÁFICO LA GRAN VÍA

La hiatoria del proyecto de construcción de la Gran Vía se inicia en 1862 con el estudio denominado "Prolongación de la calle de Preciados", que establecía el enlace de ésta con una nueva plaza, llamada posteriormente del Callao. Trabajaron en el estudio de la nueva vía los arquitectos municipales Octavio y López Sallaberry que dividieron el trabajo en tres tramos: Av. Conde de Peñalver (Alcalá-Red de San Luis) y Av. de Pi y Margall (Red de San Luis-Pl. Callao) ambos de 35 metros de ancho y Av. Eduardo Dato (Pl.Callao-Pl.España) de 25 metros.

En 1931, siendo alcalde de la Villa y Corte don José María Hoyos y Vinent, se abrió al tráfico el último tramo, el único que respetó los planos del proyecto inicial. Dentro del plan de urbanización también se ensancharon la calle de Jacometrezo y la plaza de España. Pero mucho antes de esta gran obra, en tiempos del alcalde Alberto Aguilera, se había cambiado la cara de los barrios de Argüelles, Embajadores y Barceló. En las fotos de abajo se ven 3 tramos de la Gran Vía poco antes de su inauguración.-

EL SERVICIO DE POMPAS FÚNEBRES

El Ayuntamiento de Madrid aprobó el 23 de septiembre de 1915 los itinerarios para los cortejos fúnebres que tendrían como rutas fijas las plaza de Manuel Becerra y las inmediaciones de las calles de Toledo y Segovia en función de los cementerios de destino. Así, por ejemplo, los entierros procedentes del norte de la ciudad "...deberán circular por la parte más alta de la capital, para entrar por las calles que alfluyen al paseo de Recoletos, plaza de Colón y paseo de la Castellana, y subir después por las calles de Ayala, Lista y Hermosilla hsta la plaza de Manuel Becerra".

Los cortejos llegados de la zona sur alcanzaban el cementerio de la Almudena por Jorge Juan, Goya y Alcalá. Los entierros con destino a las sacramentales de Carabanchel debían canalizarse por la Cuesta de San Vicente, paseo de la Virgen del Puerto y calle de Toledo.-

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LA VELOCIDAD MÁXIMA

El Reglamento para la Circulación de 1903 establece que... "la marcha o velocidad de los automóviles que circulan en esta Corte -muy pocos-, ya sean particulares o destinados al servicio público de pasajeros, no excederá de diez kilómetros por hora en los sitios llanos y de poca circulación; esto no obstante, en las calles del interior y paseos, la marcha será reducida a cinco kilómetros...".

Cuatro años después el alcalde Eduardo Dato mantiene el mismo límite en los siguiente términos: "La velocidad de los automóviles no podrá exceder de diez kilómetros por hora, debiendo detenerse o marchar con lentitud cuando los conductores observen que se produce espanto en las caballerías. En 1908 se mantienen las mismas restricciones pero con una novedad sorprendente: "La marcha de los automóviles en el casco y radio de la población no excederá de la máxima velocidad de un buen tronco de caballos al trote, y se reducirá al paso de hombre en las calles y paseos de gran concurrencia...". Es decir, unos 10 km/h.-

LA GUERRA CIVIL

Al estallar el conflicto Madrid cuenta con 3.219 taxis que desaparecen a las pocas semanas al ser incautados por el bando republicano y porque los propios taxistas ofrecieron al gobierno de Casares Quiroga todos los coches. La ciudad se quedó sin este servicio público y el Ayuntamiento tuvo que convocar en 1937 un concurso de conductores con un sueldo de 350 ptas. al mes para facilitar a los ciudadanos un sistema alternativo de transporte público al margen de los ya conocidos.

Las necesidades de desplazamiento de los madrileños fueron resueltas por el metro, los tranvías y en menor medida por los autobuses, aunque estos transportes también sufren los avatares de la guerra. Así, la red de tranvías pasa de 47 líneas y 471 coches en servicio en el 36 a realizar tan sólo 19 trayectos con 165 unidades al finalizar la contienda. Lo mismo pasó con las 9 líneas de autobuses que llegaron al 39.-

www.madridcarruajes.com / javier leralta ©